Cada Navidad desde 2007 nos ha pasado algo malo como accidente. Hay tradición familial de cocinar: cada persona tiene que cocinar algo o, si no, tiene que lavar los platos a mano. Siempre trato de preparar algo para que no tenga yo que lavarlos. Pero usualmente, mi padre y yo tenemos que lavarlos cueste lo que cueste. Mi padre siempre los lava y siempre yo los seco por una toalla.
Pero hace dos años yo le estaba haciendo el postre a mi familia para la cena de la Navidad. Estaba preparando flan con caramelo, que les encanta a mis padres. Era una sorpresa: no estaban en casa, y esperaba preparar el postre antes de su vuelta del supermercado. Mientras que estaba cocinando el caramelo, un perrito salchicha anduvo por la cocina y no le hice caso. Quité el pote de la estufa caliente, pero se me cayó porque el perro me obstruyó y el liquido hirviendo me hizo daño.
Afortunadamente mi amigo, quien había venido conmigo para estas vacaciones, podía ayudarme. Mi amigo y yo fuimos al hospital y él les llamó a mis padres para contarles lo que había pasado. (Tuve que ir al hospital para que me echen un vistazo los doctores porque estaban quemadas las manos.) Los doctores me dieron mucha medicina que me quitó el dolor. Vinieron con nosotros, y después regresamos a la casa.
Esa Navidad no comimos postre, pero mi amigo preparó la cena. Mi padre y yo nos relajamos y miramos el tele. Ahora no permito que los perros anden por la cocina mientras cocino. Siempre me hace pensar en esta ocasión, y me da un poco miedo. Pero afortunadamente para el perro, no estaba quemado.
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment